6.12.06

TRABAJO EMPÍRICO “LA MUJER Y EL TRABAJO”

INTRODUCCIÓN (I)

Partimos de una situación actual bien definida. Existe una correlación entre el aumento del nivel de educación formal de la población femenina y un mayor deseo de incorporación de las mujeres en el mercado de trabajo. La duplicidad de funciones dentro y fuera del hogar ha generado, según Luis Moreno en su documento “La vía media del modelo mediterráneo” (CSIC), “una nueva tipología de “supermujer””, debido a la situación antes mencionada de hiperactividad femenina.

La progresiva incorporación de la mujer al mercado de trabajo ha llevado aparejada una cierta segregación vertical, ya que existe una especialización ocupacional en algunas ramas (asistenciales, del sector servicios) y además ocupa los empleos más precarios y peor remunerados en la mayoría de los casos, sufriendo lo que se ha venido a llamar doble jornada (acumulación de responsabilidades laborales fuera de casa y responsabilidades de atención familiar), todo ello a su vez derivado de la obsoleta concepción de “hombre ganador de sustento”.

El ámbito familiar se convierte en parte fundamental en las cotidianeidad femenina, ya que históricamente pasa a formar parte en la división de responsabilidades en función del género. La incorporación de la mujer al trabajo remunerado no conlleva un abandono, ni siquiera un reparto igualitario de las tareas domésticas.
En palabras de la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, extraemos el mismo debate: "de todos los problemas con los que se encuentran las mujeres hoy, las dificultades para encontrar un empleo, para ascender en su carrera profesional, para recibir salarios ajustados a los puestos que desempeñan, y los problemas de conciliar empleo con la vida personal o familiar son, quizás, los más acuciantes y los que en estos momentos más les preocupan. La escasa natalidad que tenemos desde hace unos años, una tendencia que no termina de invertirse, es un síntoma de estas dificultades. Porque lo que los indicadores nos dicen es que las jóvenes de nuestro país hace ya unos años que decidieron que , antes de formar una familia, querían encontrar empleo y trazarse una carrera profesional. Por eso, urge encontrar soluciones a esta situación que complica la autonomía de las mujeres y limita enormemente sus posibilidades de elegir".

Los datos, en este sentido, son contundentes: la brecha salarial entre hombres y mujeres supera el 30%. La tasa de ocupación registra una diferencia de 23 puntos. El desempleo en España tiene rostro de mujer. Los contratos a tiempo parcial son ocupados en su inmensa mayoría por mujeres. Pero es que, además, por cada hombre que abandona su puesto de trabajo por razones familiares, lo hacen 27 mujeres. El 83% de las personas que cuidan a un dependiente son mujeres. Y el 71% de las personas encuestadas por el CIS opina que las cargas familiares son el principal obstáculo para que las mujeres desempeñen un trabajo en condiciones de igualdad. (Revista de empleo de la Consejería de Empleo-Junta de Andalucía).



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CUADERNO DE SOCIOLOGIA DEL TRABAJO